



María José Peragallo Arias, nos recibe en su departamento en Rio, en el que vive mitad de año, y otro poco en Buenos Aires al medio día de un jueves, con un vestido de flores y un peinado improvisado.
Al verla caminar por la calle casi nadie imaginaría la historia que hay detrás de esta mujer, gestora cultural chilena de 30 años, cuya pasión es escribir libros, madre de un niño inquieto y mujer de un hombre muy reservado.
Nos pide cantar un poquito primero para quitarse los nervios, al terminar la canción entre risas nos permite iniciar la entrevista.
María José Peragallo Arias, la mujer con nombre complicado, que usa el Arias como florido escudo artístico.
¿Desde que edad escribís?
Escribo desde los 12 años, nací en Quito Ecuador, me crié en Zapallar y en Quillota, ciudades del centro de Chile, de Zapallar heredé mi amor por los caballos y el mar, de ese amor fue sobre lo que escribí en un comienzo, luego en Quillota, entrada la adolescencia, inicié mi mirada política y así empecé a escribir sobre temas de mayores contundencias, se empezó a poner mas adulta mi pluma.
¿Cuál fue el detonante para radicalizar tu escritura con esta mirada política?
El detonante fue que siempre me sentí injustamente privilegiada en comparación a los demás en mi entorno.
La mujer que me gestó lo hizo en solitario, lo cual en Chile es llamado ser “guacho” y ser guacho en Chile es sinónimo de vivir en zonas marginales, tener acceso casi nulo a la educación, comer en los espacios de las escuelas públicas, tener un nivel de salud precario, es un torpe estereotipo pero muy presente en la sociedad chilena de aquellos años de mi infancia, entonces si yo comparaba esa realidad con la mía, me sentía privilegiada sin motivo alguno.
Privilegiada por la presencia permanente de mi padre y en especial de mi madre que si bien no me gestaron, su presencia me construyó como persona desde el minuto cero de mi conciencia, privilegiada por el sistema de salud privado que tenía, por la calidad de mi educación, por tener cable e internet, una linda biblioteca, tener perritos y caballos, tener jardín con piscina y 4 comidas al día.
Fue por esa reflexión que llegados mis 15 años empecé a querer luchar porque todos los niños tuvieran al menos un poquito de lo que yo tenía, en relación a derechos y oportunidades y ese deseo mío se fue transparentando en mi escritura.
¿Por qué decidiste estudiar Gestión Cultural?
Creo que tener que elegir lo que vas a hacer por tu futuro a los 18 años es casi un insulto, una decisión congelante en ocasiones, al salir de mi enseñanza secundaria no sabía lo que quería pero sabía lo que no quería, por esos años había atravesado problemas emocionales importantes, vinculados a ciertas heridas de abandono ocasionadas por mis progenitores, un conflicto de identidad importante combinado a un torrente creativo agresivo, estaba descubriendo una nueva sensibilidad, estaba descubriendo los motivos de mi existencia.
En ese contexto llegué a la Escuela de arte y comunicación Arcos, y decidí encauzar esa sensibilidad en una carrera que me permitiera poner en valor a la cultura como un derecho humano, paralelo a ello estudié teatro, modelaje y protocolo, fotografía, canto y critica cultural, tratando de dar respuesta a todas mis inquietudes, posteriormente estudié Servicio Social para completar más esa visión de la cultura como una herramienta movilizadora de la realidad humana.
¿Lograste entender tus heridas de abandono?
Nunca las entenderé del todo, hoy solo puedo tener lastima por mi progenitora y mi progenitor, personas tan desprovistas de amor, tan perdidas en la vida, tan ciegas sobre el daño causado, pero afortunadamente ya perdoné y me perdoné y la vida me presentó a quienes cumplieron ese rol con creces, mis abuelos fueron mis padres y también grandes amigos me dieron el amor y la presencia que tanto me faltó de niña.
¿Hay algún recuerdo que haya marcado tu memoria?
Mi madre, recibiendome al llegar del colegio un día de lluvia, secando mi pelo y calentando mi pijama en la estufa antes de ponermelo. Nunca nadie me amará así.
¿Que significa para vos publicar tus libros?
Mi primera obra fue un audio Libro “Jardín de flores inconclusas”, luego vino “La mujer en espiral” ambos lanzados en Chile, de forma autogestionada, muy poco pretenciosa, acto seguido ocurre en mi vida personal una catástrofe maestra, un escándalo que me rompió el corazón pero me enseñó mucho, fui víctima de agresión de género y de matonaje por redes y perdí absolutamente la cabeza, fue así como me fui a vivir a Uruguay, estuve internada una temporada para reponerme del trauma y lancé “Mercancía”.
Esa obra llamó mucho la atención, se vendió muy bien y me abrió la posibilidad de fundar con amigos “Alcaraván” un espacio cultural que entrega un marco multidisciplinario, dentro del cual lanzaré muy pronto mi cuarta obra de título tentativo “La palabra como Trimarán”.
Todos mis libros van creciendo conmigo, los escribo para mí, con mi sangre en el papel y es hermoso que esa alquimia tan mía les guste a otros y a otras, un honor.
¿Cuál es tu opinión sobre las políticas públicas entorno a la cultura?
Creo que las administraciones latinoamericanas en su totalidad, sea cuál sea su postura política han estado, están y estarán en permanente deuda para con las artes y la cultura, pues ellas son organismos vivos que van cambiando sus necesidades constantemente, al igual que cambia la ambición y la afición de la humanidad, de las personas, en ese sentido, abastecer la cultura, fomentar el arte y sostener a los artistas es un desafío inconcluso y permanente.
¿Que pronóstico tienes para tu futuro artístico?
En lo sucesivo una vez lanzado “La palabra como Trimarán” ya tendré tiempo para pensar en otros desafíos.
¿Quién es la persona más importante en tu carrera? ¿Tu referente?
Usualmente, quienes escribimos siempre respondemos esta pregunta con el nombre de algún colega o escritor reconocido, ellos son como el espejo de lo que se quiere llegar a ser.
En mi caso, mi único y gran referente es mi única y espléndida madre, María Arias, no conozco, ni conoceré jamás a una persona más inteligente, consecuente, dulce, elegante y tenaz que ella.
En su más mínimo movimiento siempre sin saberlo incluso me dejó una lección de como ser o no ser en la vida.
Si algún día llego a llenar sus zapatos, todas mis miserias, todas mis alegrías y todas mis hojas habrán valido de algo.
¿Cuáles son tus sueños a nivel personal?
Ver los dulces frutos de la agerrida e incierta familia que he formado, eso nada más.
Ternura, lealtad, maternidad, revolución, amor, sexo, letras, tinta, pan dulce, mate y aperol, con eso basta.
Encontrá su producción artística en: https://lademarias.com/